¿Cuán grave es la fiebre amarilla, o fiebre negra?
La verdad que no es broma, es una enfermedad jodida. Las epidemias que hubo entre 1852 y 1871 en Buenos Aires modificaron incluso su trazado hasta el día de hoy. El 80% de los porteños abandonó la ciudad, y San Telmo nunca recuperó el estatus de barrio “rico”, porque nadie quiso volver a vivir ahí si tenía suficiente plata para escaparle a esta porquería.
Para tomar dimensión del impacto, ese último brote mató a más gente en un año que si hubiera habido cuatro atentados a las Torres Gemelas juntos.
Huellas de la epidemia de fiebre amarilla en Buenos Aires
Todavía se ven tumbas en el cementerio de Recoleta con nombres de las víctimas.
¿Y si “le tengo idea” a la vacuna?
Si sos de esas personas que les tiene “idea” a las vacunas quedate tranqui porque:
- No es una vacuna cara, por lo tanto no “beneficia a los laboratorios”.
- Tampoco es una vacuna “nueva”, existe desde hace 80 años.
- No es una vacuna para una dolencia “inventada”. El doctor cubano Carlos Juan Finlay descubrió en 1901 que la transmitía el mosquito Aedes aegypti.
- La vacuna no es natural. Pero tampoco es natural la pantalla en la que estás leyendo esto. Sí es natural el colapso crítico de las funciones hepáticas y de los riñones al contraer la enfermedad. Son naturales las hemorragias internas. Y también es natural vomitar sangre coagulada de color negro. De ahí el nombre “fiebre negra”. Es una enfermedad natural que naturalmente hace que ni los riñones ni el hígado puedan eliminar toxinas normalmente. No todo lo natural es bueno. Y tampoco todo lo que fabrica la sociedad es malo.
Seamos solidarios
La fiebre amarilla es una enfermedad contagiosa: los mosquitos que pican a un enfermo infectarán al resto que piquen después. Al recibir la vacuna no sólo estás protegiendo tu vida sino también la de los demás. De la misma forma, al no recibirla, estás poniendo en riesgo al resto de las personas.
Por otro lado, la vacuna ayuda a contener la enfermedad no sólo en humanos: en este siglo las especies más castigadas por las epidemias de fiebre amarilla son los monos. En Brasil la epizootia del último verano fue considerada una catástrofe para las poblaciones de monos aulladores y monitos tití.