Un comentario bastante frecuente es el famoso “allá se come mal” y “muy lindo pero la comida es horrible”. Lo escuché de turistas en Tailandia, en México, en Guatemala, en Inglaterra, en Brasil, en Cuba, en Chile… ¿tan mala es la comida afuera? ¿o sólo hablamos de ciertas “comidas típicas”?
Lo curioso es que en todos los casos que escuché, había pasado lo mismo. Todos pidieron “cosas típicas”. Aún cuando no les gustaran para nada los ingredientes ni les atrajera la forma de prepararlos, eligieron eso. Solamente porque era lo típico y había que probarlo, como si estuviera escrito en la Tabla de los Mandamientos del Turismo.
Y encima, fueron restaurantes turísticos, que es mejor evitar! Acá cuento el por qué: 5 trampas turísticas y cómo evitarlas.
Probar comidas típicas: ¿curiosidad o costumbre de turista?
¿Se te hace agua la boca de pensar en una rica gelatina de anguilas? ¿O lo tuyo es más una bella sopa de almejas servida adentro de un bollo de pan? O huevos de pato con embrión incluido, o vino de fetos de rata… Tranquilos, no pongo fotos de eso.
La realidad es que muchas de las comidas que se consideran como comidas tradicionales simplemente son recetas antiguas (viejas, bah) de cuando no había muchas cosas comestibles a mano y nuestros antepasados echaban mano de lo que veían.
Tal vez el vino coreano te parezca un extremo, pero más allá del asco que te dé -o no- lo importante es que si pedís algo por curiosidad, no lo sientas como una obligación.
Se puede ser curioso por interés del cerebro. Y quedarse con la duda para bienestar del estómago. 😁🙌
Lo típico es cuestión de época (y de necesidad)
Varios de esos platos consisten en formas ingeniosas de disfrazar sabores y alimentos desagradables, que había que consumir porque no disponían de mucho más que eso. O porque era un desperdicio no comerse la lengua de la vaca faenada o los testículos del toro. Sí, ¡las famosas criadillas!
Otras preparaciones surgieron como formas creativas de conservar comida cuando no había heladeras ni freezers. Así aparecieron delicias como las mermeladas, el jamón, las aceitunas en salmuera, los quesos y tantas otras cosas. Pero también el lutfisk, el surströmming y el charqui, que no son lo más rico del mundo precisamente. Es lógico que en épocas de escasez todo sea comestible. Pero ahora existen los supermercados, el delivery y la comida vegetariana. ¡Nunca antes en la historia los humanos tuvimos tantas opciones al comer!
Comidas típicas o… ¿anacrónicas?
Preguntate cuántas veces comiste locro en tu vida, o mazamorra, o guiso de mondongo, o asado con cuero…o criadillas, ¡ejem! ¿Son platos típicos? Sí. ¿Los elegís cuando vas a un restaurante? Posiblemente no, y está perfecto, porque son recetas hechas al paladar de hace cien o doscientos años atrás. Es lógico que hoy ya no nos satisfagan o no sean lo que preferimos a la hora de ingerir calorías. Y lo que pasa en nuestro país es parecido a lo que pasa afuera.
Sin embargo, hay gente que cuando viaja parece que un campo de fuerza le prohíbe elegir alimentos que no sean comidas típicas. Es algo que no puedo entender. Si no te cae bien el picante, no lo pidas, ¡no importa cuán típico sea! Si tenés ganas de clavarte un pancho, adelante, estás de viaje, estás pasándola bien, ¿por qué lo vas a cambiar por un fish and chips? Sé feliz y comé lo que tengas ganas.
El discreto encanto de hacer lo que querés 🙌
Comer es una obligación para vivir, pero comer por obligación cosas que no te gustan, ¡no lo es! A menos que seas Marley y sepas que cada vez que comés escorpiones sube el rating. 😜 Y tener que pedir ciertas “comidas típicas” porque estás en determinada ciudad, mucho menos. Si viajamos para disfrutar, ¿por qué nos vamos a autoimponer desayunar porotos, o porridge, o entrarle a los mariscos si no nos gustan? ¿Va a venir el Elfo Mágico del Turismo a pegarnos con un palo por no pedir clam chowder en San Francisco? NO.
F.O.M.O.
No comas algo que no te gusta. ¿Está mal ir a Mc Donald´s en París si tenés ganas? NO. Lo que está mal es pasarla mal en nombre del “FOMO” gastronómico. FOMO son las siglas en inglés de Fear Of Missing Out, el miedo de estar perdiéndonos algo que ni siquiera sabemos bien qué sería. Es un mal de nuestra época, todos lo sentimos un poquito.
Esta sensación está fogoneada por la idea de que los platos “originarios” de un lugar siguen siendo mejores ahí que en cualquier otra parte del mundo. Pero ya no es así. Para bien y para mal vivimos en plena globalización: los ingredientes, los cocineros y las costumbres viajan tanto como vos.
Las mesas ya no están geolocalizadas 🙇
El helado no es mejor en Italia que en Buenos Aires. Ni hay que ir a la costa por pescado y mariscos. En mi opinión, comer macarons porque estás en París pasó de moda. Igual que usar bolso y zapatos haciendo juego, o pintarse los ojos con el mismo color del vestido. No es necesario ir a cierto país para comer determinado plato. Tampoco para comer el mejor que se hace.
En Tailandia comí tacos y burritos; en Buzios, pollo tandoori, y en Polinesia me harté de pastelería francesa. Todavía nos acordamos de los sandwiches marroquíes que comimos en Barcelona, ¡estaban riquísimos! Y lo mejor: nos los habían recomendado, había fila de barceloneses adelante (buen indicio) y eran lo que se nos había antojado comer! ¡A liberarse de la tiranía de las comidas típicas!
¿Qué opinás? ¿También de decís BASTA al matchy-matchy culinario? ¿Odiaste algunas comidas típicas en particular?