Apenas a unos kilómetros de Sevilla, se encuentra Itálica. Es un yacimiento arqueológico visitable, donde hace dos milenios estuvo una de las ciudades más ricas e importantes del Imperio Romano. Se abandonó paulatinamente y no fue redescubierta hasta hace muy poquito tiempo.
Itálica, una joya oculta
Si tus padres o abuelos tuvieron la oportunidad de viajar a Andalucía, probablemente nunca les hayas oído nombrar este lugar. La popularidad de Itálica se disparó en los últimos años gracias a la serie Game of Thrones que la usó para filmar. ¡No te pierdas mi post “Game of Thrones en Sevilla: escenarios impensados”!
Hasta hace apenas unos veinte años, nadie visitaba Itálica. De hecho, aún hoy en día no aparece mucho en los folletos de turismo ni en los blogs de viajes. Sevilla sigue siendo sinónimo de tauromaquia, vino y flamenco. Tres cosas que no me llaman mucho la atención, la verdad… Pero que no tienen por qué agotar tu lista al visitarla si no te interesan! Disfruté muchísimo pasear por Sevilla y descubrir su pasado romano. Es uno de los destinos que más me gustaron de Europa!
TIP VIAJERO:
Página oficial de las ruinas, para chequear horarios y precios: italicasevilla.org También tiene bastante información histórica y un video cortito con la reconstrucción en 3D de cómo serían los edificios originalmente.
La historia de Itálica
Parece salido de una novela, pero el origen de Itálica está bien documentado. Fue fundada en el año 206 antes de Cristo durante las guerras púnicas, es decir, el enfrentamiento entre Roma y Cartago. Escipión el Africano dejó en la zona a algunos soldados romanos heridos que no estaban en condiciones de avanzar. Se sabe que muchos quedaron allí después de la batalla de Ilipa, que tuvo lugar en lo que es hoy Alcalá del Río. A pesar de estar tan lejos de Roma, Itálica tuvo mucha importancia económica. Era una ciudad muy rica, y fue donde nacieron tres emperadores: Trajano, Adriano y Teodosio I el Grande.
¿Cómo hizo Itálica para volverse tan próspera, si comenzó como un campamento de heridos?
Al ganarles la guerra a los cartagineses, los romanos pasaron a controlar todas las rutas marítimas del Mediterráneo. Hispania, como se le decía a España entonces, era muy rica en metales y alimentos. En época de paz los exportó en grandes cantidades hacia todo el Imperio en una red comercial segura, sin tropezar con piratas ni con la competencia de Cartago.
Los viejos soldados de Itálica tejieron vínculos con las familias íberas del lugar y se convirtieron en los intermediarios de su comercio con Roma. Las tribus de la Bética -el sur de España- vendían plata, pescado y aceite de oliva, que a los romanos les encantaba. Los italicienses enviaban la mercadería a Roma, que pagaba con oro y protección militar. Todos contentos y enriqueciéndose. (Menos los cartagineses 😄).
Un curiodato gourmet
Era tanto el aceite de oliva que se exportaba desde aquí, que en Roma hay un monte artificial creado por la acumulación de las ánforas rotas usadas para transportarlo. Se trata del Monte Testaccio, que mide unos 35 metros de alto y se calcula que está formado por más de unos 50 millones de recipientes. Gracias a la arqueología se sabe que la mayoría de ellos llegó en barco desde Bética, y seguramente muchos pasaron por Itálica o Hispalis, el antiguo nombre romano de Sevilla.
¿Y qué hay para ver en Itálica? Te lo cuento en la próxima página.
Buenísimo post! Es increíble ver los rastros del imperio romano en casi toda Europa, particularmente me encanta la historia antigua (más que nada la romana). Tengo entendido que también hubo asentamientos griegos y por eso el escudo de la ciudad de Sevilla lo tiene a Hércules.